LOS NIÑOS Y EL DEPORTE

Cuando los adultos pensamos en hacer deporte nos imaginamos sudando en un gimnasio lleno de máquinas. Pero para los niños hacer ejercicio significa jugar y estar físicamente activos. Ellos practican deporte simplemente jugando en el recreo del cole, al correr detrás de sus compañeros o montando bicicleta. El ejercicio ayuda a los niños a desarrollarse física y mentalmente, a estar sanos y a relacionarse de una forma saludable con otros compañeros.
Una práctica educativo-deportiva correctamente encauzada no sólo tiene la función de preparar al niño para su posible futura carrera deportiva, sino que aporta elementos fundamentales para el desarrollo y estabilización intelectual y psíquica, constituyendo una base destinada a permanecer, y ser aplicada toda la vida.
En todas las áreas del desarrollo personal impera una regla que las domina: los niños aprenden más rápidamente que los mayores. Esta regla no sólo compete a la rapidez del aprendizaje, sino a la calidad con que se lo incorpora y a su trayecto desde el “aprendizaje” hacia el “hábito”.
El deporte es en todas las edades una actividad deseable para la mejora del funcionamiento del organismo en general y de los elementos psicológicos que influyen en nuestra salud (física, mental y social). Si tomamos en cuenta lo dicho más arriba, la práctica deportiva influye muy positivamente durante el desarrollo de los niños y su madurez. Una cantidad de factores que rodean a la práctica deportiva actúan asociados para cumplir este cometido.